Presidenciables se hacen eco de desaceleración y plantean fórmulas para levantar la actividad

De la mano de las buenas noticias de que la economía nacional podría crecer hasta 11,5% este año, el Banco Central volvió a recortar su rango para los años que vienen: en 2022 el alza sería entre 1,5% y 2,5% para apenas subir entre 1% y 2% en 2023.

Esta desaceleración es asumida por los asesores económicos de los candidatos a la presidencia, entre quienes es un consenso que el crecimiento de los próximos años debe volver al centro del debate.

Javiera Martínez, asesora económica de Gabriel Boric, plantea que el mayor desafío hoy es que el crecimiento está “fuertemente” impulsado por el consumo, ante lo cual defiende que una mayor inyección de capital en inversiones públicas, con foco en la adaptación a la crisis climática, también puede impulsar el crecimiento. Esto, dice, de la mano de un fuerte estímulo al empleo femenino.

En el caso de Yasna Provoste, la coordinadora de la candidatura, Macarena Lobos, explica que solo poniendo el crecimiento y la productividad en el centro se podrá avanzar en protección social y empleos de calidad. En lo inmediato apuntan a un plan de reactivación para generar trabajos con enfoque de género, apoyo a las PYME y un “importante” plan de inversión pública “con lógica de adaptación y mitigación climática”.

Desde el comando de Sebastián Sichel, el jefe del equipo económico Patricio Rojas, comparte el panorama del Central para 2022, pero dice que la visión para 2023 es “más cuestionable”.

En este sector buscarán seguir apoyando a las familias y PYME, y Rojas argumenta que el retiro del estímulo no puede ser total en 2022, sino “gradual y focalizado”.

En los próximos dos años intentarán “acomodar” las medidas de gasto público transitorias junto a las permanentes, en paralelo a aumentos de recaudación paulatinos.

En el caso de José Antonio Kast, Eduardo Guerrero expone que el camino sería recuperar el orden público y la paz social de la mano de la implementación de políticas públicas “audaces” que incentiven la inversión y la innovación, reducciones tributarias y reglas claras para los emprendedores e inversionistas, entre otros puntos.

Para Franco Parisi la respuesta al diagnóstico del banco es el ahorro fiscal. Para recuperar el crecimiento propone que el 20% del ahorro fiscal vaya a los bolsillos de los chilenos a fin de incentivar la inversión y el consumo. También busca bajar el IVA a remedios, insumos médicos y canasta básica, y apunta a limitar a $ 5 millones todos los sueldos en el aparato fiscal. Destinando esto a pensiones, salud y educación, dice que se recuperaría el crecimiento de los próximos tres años.

Marco Enríquez-Ominami advierte que los próximos dos años serán “complejos”, por lo que en 2022 pretende sostener políticas “contracíclicas, inteligentes y probablemente distintas a las que se han implementado en los últimos meses”, manteniendo ayudas a la clase media y a los más pobres.

Espaldarazo a Marcel

La decisión del Banco Central de subir en 75 puntos base la Tasa de Política Monetaria (TPM) también marcó la jornada. Juan Andrés Lagos, dirigente del Partido Comunista, fue uno de los críticos de la medida y escribió en Twitter que el instituto emisor “no tiene idea de economía a escala humana. Su referente son las 7 familias ricachonas”.

Boric, presidenciable de Apruebo Dignidad -que incluye al PC- dio un espaldarazo a la decisión, al escribir en la misma red social que el Banco Central “es autónomo, serio y actúa con responsabilidad”. Martínez, su asesora económica, señala que la dirección de la decisión “va en el sentido correcto”, pero plantea que la duda que se asoma es sobre la velocidad y la gradualidad del alza.

La coordinadora de Provoste defiende que “es misión institucional del Banco Central, dentro de su competencias y autonomía, adoptar las medidas necesarias para evitar que se incuben mayores presiones sobre los precios”.

En representación de Sichel, Patricio Rojas comenta que las críticas al Central no se justifican, pues la entidad “está haciendo su tarea y está leyendo muy bien lo que está ocurriendo en nuestra economía”. Explica que dado que el escenario de estímulo fiscal volvió a cambiar en el último mes, “era previsible” que la entidad se moviese más rápido.

Guerrero dice que el contrapunto entre la “bien manejada política monetaria por un Banco Central independiente, autónomo y de alta capacidad técnica, y una política fiscal irresponsable al extremo” merece una mención especial.

Enríquez-Ominami reconoce que la medida del banco “tiene lógica”, pero advierte que “probablemente va a afectar una vez más a la clase media y a los más pobres”. Más crítico es Parisi, para quien la subida de la TPM fue “exagerada”. Esto, porque no se están tomando las medidas de un mayor ahorro fiscal, sino que se está “colocando todo el peso de la prueba en las personas”.